martes, 15 de diciembre de 2009

"... There's a super cool band, yeah, with their trilbies and their glasses of white wine... and all the weekend rock stars in the toilets, practicing their lines..."*

Una vez más, nos encontramos en esta entrañable época del año que comienza desde la última semana de noviembre y dura, prácticamente, hasta la primera quincena de enero, es decir, la temporada navideña o, para ser políticamente correcto, la temporada festiva.**

Por temporada festiva me refiero al periodo que abarca desde Thanksgiving hasta el día de los Santos Reyes, pasando por el día de la Virgen de Guadalupe, Hanukkah y Navidad.***

Pues bueno, es precisamente en esta época en la que a los medios de comunicación, electrónicos e impresos, les da por hacer la contabilidad de lo que ellos consideran los mejores o peores 10 o 25 o 75 o 100 o "n", productos del año.

La contabilidad referida puede abarcar:

• Los personajes mejor/peor vestidos
• Las mejores/peores fiestas
• Los mejores/peores álbumes
• Las mejores/peores canciones
• Las mejores/peores películas

Entre cualquier otra cantidad de elementos que a la sapiencia mediática le dé por contar, al estilo de The Count en Sesame Street, personaje que, traducido, no tiene puto chiste porque es el Conde que cuenta... En fin.

En general, la práctica de enlistar a mí me genera una gran apatía... Y ansiedad.

¿Porqué?

Primero la ansiedad, que es segundo en la lista de los sentimientos que a mí me generan las listas.

Yo soy uno de esos clavados que si leo una lista de algo que me resulte interesante, por ejemplo "Las 100 mejores canciones de 2009" o "Las 50 mejores películas de 2009", y dicha lista es publicada por un medio que para mí sea medianamente respetable, intentaré escuchar con oído crítico esas 100 canciones o ver esas 50 películas.

En este punto la ansiedad se divide en tres:

1. La ansiedad derivada del hecho de que, siendo el final de año, no he escuchado esas 100 canciones o visto esas 50 películas a tiempo, es decir, cuando salieron, lo cual, admito, es 100% estúpido pero, por algún motivo, me genera una gran angustia pensar que NO me va a dar tiempo de escuchar o ver con calma esas canciones o películas porque "ya vienen las próximas".

... Mismas que nunca escucho o veo a tiempo, no por estar escuchando o viendo las 100 anteriores, sino porque, en su momento, me da bastante hueva estar escuchando o viendo lo que cuatro-mamones-pseudo-intelectuales consideran como 'the next best thing'.

2. La ansiedad generada porque las canciones o películas que yo considero que deberían estar entre las mejores 10, generalmente, nunca coinciden con las que aparecen en las listas. Esto me hace encabronarme y frustrarme cada diciembre (o cuando sea que aparezcan las listas) y, por ejemplo, es especialmente frecuente en la entrega de los Oscar.

¡Nunca gana la puta película que yo quiero!

El encabronamiento que me genera la situación anterior hace que todos los años me tenga que dar auto-terapia durante varios días, explicándome, una vez más, que quienes están atrás de la elaboración de las listas normalmente pertenecen a alguno de los siguientes grupos:

a. Una banda de cretinos aceitados por los dueños de la industria a la que pertenecen las listas, como es el caso de los premios Oscar o los premios MTV.

b. Una banda de hipsters impersonales que hacen suyas las opiniones que "publicaciones con autoridad" (en la onda de Pitchfork, Impose, Paste, Uncut, Q Magazine, NME, Onion A/V Club, The Village Voice, entre muchas otras) han decidido es lo mejor del año (como, según mi opinión) es el caso de las listas de las mejores canciones que publican en Ibero 90.9

3. La ansiedad que me invade cada vez que escucho, en las listas de fin de año, canciones buenísimas que no escuché a lo largo del año. Ya sea porque, como señalé en el punto 1 anterior, me da bastante hueva estar escuchando 'the next best thing' o porque de plano jamás había oído mencionar la rola en cuestión.

Curiosamente, esas canciones sobre las que rara vez o nunca se habló a lo largo de 12 meses, para diciembre, son del dominio de TODOS los enterados-modernísimos, y resulta que las conocen a la perfección y/o son fans o detractores desde principios de año (independientemente de que éstas haya salido en noviembre).

En relación con la apatía... Bueno, principalmente tiene que ver con que me abruma revisar las listas por miedo a entrar en los estados de ansiedad antes descritos.

Y con el hecho de que a mí me parece raro no poder hablar con alguien de la música o de las películas o de los libros en los que estoy metido, porque, en su momento, nadie estaba metido en eso mismo, o bien, después, resulta que viene cualquier pendejete a corregirte o decirte que estás atrasado.

Quiero aclarar que el término 'pendejete' no lo uso a la ligera.

Por 'pendejete' me refiero a la calaña de cabrones que, a sus tiernos veintitantos años, te sueltan con gran frescura que ellos nunca han escuchado lo "nuevo de U2", sin tener puta idea desde cuando empezó "lo nuevo de U2" o qué carajos significa eso.

Como ejemplo, postulan:

Yo no escucho lo nuevo de U2, se me hace que se vendieron después del 'Pop'.

O bien:

La neta es que a mí nunca me gustó mucho el 'Nevermind' de Nirvana, se me hace que está súper-sobre-producido.

Cuando quienes llevan escuchando U2 desde hace años, te podrían alegar, con lujo de argumentos, precisamente, que U2 se salió de carril desde el 'Achtung Baby' y volvió a agarrar ritmo en el 'All That You Can't Leave Behind'… U otros, también del camp de los fans a rajatabla podrían alegar, durante horas, que realmente todo lo que ha pasado con U2 ha sido parte de una evolución y que es lógico que regresen a sus raíces.

En lo que hace a Nirvana, casi cualquiera que haya estado ahí... Y que se haya fijado y que no hubiera estado totalmente clavado en Milli Vanilli, puede constatar que, en la época que salió el 'Nevermind', prácticamente toda la rotación de videos de MTV, así como de la programación de las estaciones de radio, incluyendo KROQ o Rock 101, rebosaban con actos que sí podrían considerarse súper-sobre-producidos.

... De ahí que Nirvana y su génesis fueran un muy buen recibido descanso.

Y no quiero decir que esté en contra de analizar en retrospectiva la música o las películas o lo que sea.

Por el contrario, lo único que quiero decir es que en MÍ opinión es necesario revisar el momento y el contexto en el que fueron lanzados.

Sí, es probable que, a la distancia, 'Nevermind' esté sobre-producido si se le compara con 'Bleach'... Es más, si se le compara con lo que alrededor de esa época estaban haciendo grupos que fungieron como influencia de Nirvana, pero si alguien se va a aventar la puntada de afirmar eso, por lo menos que tenga la delicadeza de decir con base en qué le hubiera gustado cómo sonara ese álbum.

Y ahora prácticamente me he quedado jadeando gracias a la intensidad que le acabo de meter a un esbozo de discusión... Sólo como ejemplo no-intencional de porqué me angustian las listas de fin de año.

Y por el momento, eso es todo.

... Salvo por las siguientes aclaraciones:

* "Fake Tales of San Francisco" Arctic Monkeys (banda que nomás no acaba de gustarle a los hipsters... Y por lo cual, estoy eternamente agradecido).

** Ser "políticamente correcto":

1. Me importa un carajo.
2. En español, no tiene un significado lógico porque es una traducción literal.
3. En México puede implicar:

a. Comportarse correctamente conforme dictan los lineamientos de los políticos mexicanos.
b. Ser un político correcto, que sería tanto como ser un correcto hijo-de-la-chingada.

*** Intencionalmente no quiero incluir en la "temporada festiva" el día de la Candelaria porque no se bien qué significa, ni me importa, y lo cierto es que, para febrero, los puñeteros propósitos de año nuevo se han tirado, afortunadamente, a la coladera y comienza propiamente el año.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

"Our frank and open, deep conversations, they get me nowhere... They bring me down, so give it a rest, won't you?" *

En las últimas semanas, pero especialmente en los últimos dos días, los medios impresos le han dado particular importancia a lo que han representado en el último año “las redes sociales”, específicamente Facebook y Twitter, aunque todavía tienen la prudencia de mencionar otras como MySpace o Hi5.

Entre otras cuestiones, los autores de las notas en las que se toca la trascendencia de las redes sociales mencionadas, pasan por todas las reflexiones de rito y rigor que el protocolo periodístico obliga en la actualidad, en la línea de:

¿Con las redes sociales se incrementa o disminuye el contacto humano?

¿Son las redes sociales un lugar seguro para la convivencia humana nuestra o de nuestros hijos?

¿Debemos los adultos participar en las redes sociales en las que participan nuestros hijos?

Si ya tengo una cuenta en Facebook para estar en contacto con mis ‘amigos’ ¿Debo solicitar que mis hijos o mi esposo me incluyan como uno de sus ‘amigos’?

¿Qué debo pensar si mis hijos o mi cónyuge no me han aceptado como ‘amigo’ en Facebook?


Entre otras variaciones del mismo tema que, por lo general, desembocan en una retahíla de paranoias de adultos contemporáneos consternados por una serie de temas que van más allá de su control y de lo que puedan comprender medianamente bien..

¿Y como lo van a comprender si comienzan por agrupar sin discriminación alguna, a Facebook, Twitter, Hi5 y MySpace en el mismo rubro de “redes sociales”?

… Y luego, darle ese pinche nombre tan mamón “redes sociales”.

Yo pensaría que se trata de alguien que de a tiro no conoce bien, al menos, dos de los cuatro anteriores, o bien, ha desarrollado una nueva forma de pensamiento en la cual ha logrado despejar la necesidad de toda lógica.

Pero bueno, aprovechando que anda en el aíre, lo que a mí me ha llamado la atención de estos sitios, especialmente en los últimos seis meses (que ha sido cuando los he usado sin ninguna medida ni recato) ha sido la capacidad que tienen la gente para basar su conocimiento del que suscribe, o sea de mi, puramente en las pendejadas que me da por poner ahí.

¡No mamen!

Es impresionante cómo a los ‘amigos de Facebook’ les puede encabronar que seas capaz de hacer dos o tres cosas al mismo tiempo.

No es por joder, pero al menos las cosas que yo pongo en Facebook no requieren más de cinco minutos de concentración para escribirse.

Y, además, yo veo Twitter y Facebook como una especie de plática de bar al estilo de las películas en las que llega alguien a la barra y le cuenta las primeras cinco pendejadas que trae en la mente al cantinero, mientras este último se ríe o finge consternación o de plano desinterés.

No va más allá.

O es el equivalente a irte a echar ‘el cigarrito’ con el cabrón del piso de arriba para desconectarte un poco de todo cuando andas de Godínez en una oficina.

Pero la gente se clava y no lo ve así.

Es particularmente interesante observar cómo les preocupa el tiempo que le dedicas a Facebook

‘Ya ponte a trabajar’

‘Puta ¿Qué no tienes nada mejor que hacer?’

‘Se ve que no hay chamba’


Y, obviamente, dependiendo de quién vengan los comentarios, uno reacciona cagándose de risa, contestándole que a él o ella qué chingados le importa, o bien, tristemente, sintiéndose un poco alienado.

Eso sí, como lo comenté alguna vez en Twitter, que huevos de quien te hace alguno de los comentarios anteriores. Es tanto como quererte tirar mierda diciendo que vieron tu coche en el hotel de paso… Chingá ¿Y tú que hacías ahí? ¿Tu servicio social?

Pero, bueno, si bien Facebook y Twitter son ‘foros’ (otra palabrita que también me toca los cojones) en los que uno se pone de pechito para que lo juzguen, critiquen, molesten, humillen, alaben, entre otras, lo cierto es que, al igual que con el mail:

Es muy difícil transmitir la ironía en un comentario tan breve.

El comentario se queda ahí para que lo lea cualquier cantidad de gente cercana, tanto al remitente como al destinatario.

Lo anterior hace que lo que es ofensivo lo sea mucho más y lo que es buena onda, pueda ser bien o mal interpretado dependiendo del contexto en el que se esté leyendo.

Y así, en un principio, consideré hacer una limpia en Facebook, eliminando a una serie de personajes que creo que, en general, no tienen el humor o no están de humor para mis comentarios, pero cai en la cuenta de que tengo una serie de ‘amigos’ a quienes aprecio o de quienes me gusta estar enterado por distintos motivos, a pesar de que no les guste o entiendan lo que pongo.

Lo anterior me llevó a retirarme sustancialmente (no del todo) de Facebook y a arrimarme a este blog y a Twitter.

¿Porqué?

Porque tanto en Twitter como aquí, el que quiera leer lo que pongo, lo hace a sabiendas que puedo poner cosas que un día le parezcan simpáticas, otro día le parezcan ofensivas, otro día lo hagan cuestionarse mi sanidad mental, otro día lo hagan cuestionarse su propia sanidad mental y, más importante que todo, otro día no esté de humor y decida no leer lo que escribí, sin que tenga que aparecerte en el ‘feed’ de Facebook por cojones.

Y todo esto porque tenía ganas de contestar la pregunta que nadie me hizo de ¿Por qué un blog?

Pues ahí tienen.

* "Our Frank" Morrissey

lunes, 30 de noviembre de 2009

"Pass the pub that wrecks your body... And the church all they want is your money..."*

Hace unos días, en la edición en línea de El Universal, leí la columna de un sujeto que se llama Ricardo Alemán. No creo haberla leído antes… Y después de hacerlo esta vez, no me arrepiento de no haberlo hecho. La columna recibe el nombre de “Itinerario Político”. El contenido de dicha columna, para el día 24 de noviembre de 2009, se subtituló “PRI, nueva casa de la ultraderecha” y, en síntesis, comenta:

- Que, en últimas fechas, el PRI ha apoyado “la lucha contra la despenalización del aborto”

- Que el apoyo mencionado es incongruente con los principios creadores o rectores del PRI

- Que los líderes del citado partido “pactaron con la ultraderecha el impulso a la contrarreforma del aborto a cambio de apoyo para la elección presidencial de 2012”

- Que la ultraderecha concentra a “grupos como El Yunque, Muro, DHIAC, y muchos otros que tienen una fuerte presencia entre grupos sociales empresariales de todo el país” y a la iglesia católica

- Que la ultraderecha, en los términos antes definidos, ha adoptado como partido al PRI, dejando al PAN, porque dicha ultraderecha ve “mejores condiciones de avance en el PRI de Beatriz Paredes, de Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto”.

- Que el PRD, Convergencia y el PT también han apoyado la lucha contra la despenalización del aborto.


Coincidentemente, en la primera página del periódico Reforma del sábado 28 de noviembre, aparece una nota bajo el título “Denuncia Ebrard unión PRI-Iglesia” en el sentido de que entre las dos organizaciones existe un acuerdo para penalizar el aborto.

Desde luego, de lo anterior, no me sorprende un carajo que cualquier partido político que se digne de serlo, quiera asociarse con el medio masivo de mayor penetración en México, después del Canal de las Estrellas, para hacer llegar a la cuasi-audiencia-cautiva de tal medio masivo, su correspondiente mensaje político.

No, eso no me sorprende.

Tampoco me sorprende que la ultraderecha, como a ella se refiere el columnista Ricardo Alemán, esté buscando pasturas más verdes para llevar a sus rebaños, porque, finalmente, los concesionarios de operar el rancho que se llama México, por las razones que sean, no están dando resultados.

No, eso no me sorprende.

Lo que sí me sorprende es que aun haya gente que quiera vender la idea de que los contubernios antes mencionados se dan por razones tan irrelevantes como como el reconocimiento o no del derecho de las mujeres a abortar.

No digo que el citado reconocimiento no sea un tema importante para un número fuerte de votantes en México, ni que el partido que se empeñe en defender dicho derecho esté haciendo una apuesta de peso en su propia contra (considerando que, supuestamente, México sigue siendo un pueblo preponderantemente católico o, mejor dicho, que “escucha” a los curas que dan misa los domingos) pero, de ahí a pensar que esa es la base de negociación para integrar un acuerdo entre la mencionada ultraderecha y algún partido político, me parece algo ingenuo.

... Inclusive, sutilmente estúpido.

¿Porqué?

Bueno, principalmente, porque, en mi opinión, de existir una ultraderecha (tan fantástica** como la que pretende describir el columnista citado) tal ultraderecha probablemente efectivamente esté preocupada por que no se reconozca el derecho de las mujeres a abortar, pero en el punto 72.3, inciso a), párrafo 293, de la miscelanea de demandas a partir de las cuales está condicionando su apoyo a un determinado partido.

En este sentido, previo al mentado no-reconocimiento del derecho a abortar, creo que ocuparían posiciones más importantes, temas como:

- La creación o extinción de determinados regímenes fiscales, según convenga.

- El levantamiento o imposición de cuotas compensatorias al comercio exterior, según convenga

- La creación, aplicación o extinción de restricciones en materia ambiental que permitan o prohiban la existencia de desarrollos turísticos en las costas del país

- El rechazo o acogimiento de estándares que permitan que se sigan utilizando materiales de dudosa calidad en la obra pública

- El establecimiento o derogación de trámites para comercializar medicinas “milagrosas”

Entre muchas, muchas, muchas otras cuestiones que sí son NEGOCIO.

Es más, si me preguntaran a mí creo que para la ultraderecha le resultaría más interesante que el gobierno central comenzara a revocar y/o a dejar de otorgar permisos a las nuevas iglesias, grupos pastorales, uniones episcopales u otras organizaciones de índole religiosa que, poco a poco, le están quitando mercado a la franquicia en México de la iglesia que maneja Benedicto XVI.

… ¡No el chingado no-reconocimiento del derecho a abortar!

De hecho, el que estén dejando ver que les preocupa tanto dicho no-reconocimiento, me hace pensar que, tras bambalinas, se deben estar negociando cosas lo suficientemente cabronas como para que estén dedicando tanto músculo a mantener la charada que tanto he mencionado en los párrafos anteriores.

Y eso es lo que pienso hoy.


* The Queen is Dead. The Smiths.
** Fantástica en su acepción de irreal no de chingona.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Testing... Testing

Total que el 25 de noviembre, se celebró el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” y, en virtud o como consecuencia de ello, los medios de comunicación en la Ciudad de México, dedicaron gran parte de su inocuo análisis diario a repetir sin cesar (con musiquita como de descubrimiento científico) cualquier cantidad de estadísticas tendientes a demostrar que en México, las mujeres son víctimas de un sinfín de abusos que tienen origen prácticamente desde el momento en que dichas mujeres llegan al mundo, cortesía de sus padres, hermanos, tíos u otros masculinos cercanos, hasta que, más adelante en sus vidas, ese abuso es compartido o cedido a sus correspondientes cónyuges, concubinos, novios, amantes, hijos, etc.

De manera brevísima, los medios mencionados citan, como base de los abusos, las condiciones de pobreza extrema, grave miseria, increíble ignorancia, y otra serie de frases-de-machote que tienen el objetivo de describir la situación social y económica real que prevalece en una grandísima parte del territorio nacional.

Como manda el protocolo, los abanderados de cada uno de los aparatos políticos de gobierno o independientes, así como los de diversas organizaciones sociales y/o instituciones pertenecientes a lo que en México se le llama “la iniciativa privada”, salen a decir que todos los abusos antes descritos están mal-requete-mal y que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y demás palabrería que tendrá relevancia nula para fines prácticos.

Lo que sí tiene relevancia, es que la retórica descrita se va mezclando, sutilmente, a lo largo del día, con el hecho de que los aparatos políticos de algunas entidades federativas, están muy preocupados por si se debe reconocer el derecho de las mujeres a abortar o no.

Para el final del día, es decir, al momento de clímax de programas de opinión/discusión/análisis (i.e. Bullshit) los ánimos están lo suficientemente caldeados para que, aplicando todos sus conocimientos sobre teoría de conjuntos, los comunicadores y “líderes de opinión” puedan determinar que existen dos
grupos con intereses, orígenes, principios y valores totalmente distintos, a saber:

Un primer grupo, en el que se ubican TODAS aquellas personas que NO están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que, casualmente, SÍ está de acuerdo con que a la mujer hay que pegarle todos los días, ella sabrá porqué. Este grupo se denominará como “LA DERECHA”.

Un segundo grupo, en el que se localizan todas aquellas personas que SÍ están están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que consideran que tocar a la mujer, con el pétalo de una rosa, es una abominalidad. Este grupo se denominará como “LA IZQUIERDA”.

Como aderezo, distinguen a los integrantes de la DERECHA como la famosa “iniciativa privada” pero en el sentido de ser los mismísimos propietarios de los bienes de producción o prestación de servicios, también considerados, coloquialmente, como CAPITALISTAS y, a la IZQUIERDA como los obreros, profesionistas e intelectuales.

Y aquí es donde a mí me empieza a dar nauseas todo el asunto, porque:

Sin entrar en detalles, según la literatura, el capitalismo reconoce como principio máximo el derecho de todo individuo a la propiedad privada, derecho que comienza con el propio cuerpo humano, de tal suerte que, a ultranza, un individuo debería de tener derecho a disponer de sus órganos, en vida, como mejor le parezca y, desde luego, si así lo decide, a cobrar por ello.

… O lo que es lo mismo, literalmente, puede hacer con su culo un papalote… Y luego rentarlo o venderlo en el parque.

Por su parte, según la literatura, la izquierda suele identificarse con el colectivismo, considerado generalmente como una corriente que busca el bien de la generalidad, de tal suerte que, si lo que el individuo decide es percibido como que afecta negativamente los intereses de un mayor grupo de individuos, ello le estará prohibido.

De ser cierto lo anterior, sería lógico pensar que:

El capitalismo o la derecha debe reconocer el derecho a abortar de una mujer, en tanto ello no afecte negativamente el derecho de un tercero.

El colectivismo o la izquierda debe reconocer el derecho a abortar de una mujer en tanto ello no afecte negativamente el bienestar de la colectividad en un determinado momento histórico.

Pues bien, de aquí surgen una serie de problemas:

Los partidos que supuestamente representan a la izquierda, no están contentos porque en los estados que gobiernan partidos que supustamente representan a la derecha, la colectividad ha decidido que no están de acuerdo con reconocer el derecho de las mujeres a abortar.

… Lo cual puede o no ser una chingadera, pero es la voluntad de la colectividad y, por lo tanto, debería de ser respetado por los partidos que supuestamente representan a la izquierda.

Paradójicamente, en otros estados en los que la colectividad ha decidido reconocer el derecho a abortar de las mujeres, los partidos que supuestamente representan a la derecha han decidido que no están de acuerdo con reconocer este derecho.

… Lo cual es a todas luces una mamada porque, en principio, la única labor de los partidos que supuestamente representan a la derecha, debería ser velar porque prevalezcan las circunstancias adecuadas para que cada individuo ejerza su libre voluntad.

Sin embargo, en lo que los partidos que supuestamente representan a la derecha y los que supuestamente representan a la izquierda SÍ están de acuerdo es que ni los individuos ni la colectividad están preparados para tomar decisiones porque no cuentan con los elementos suficientes para hacerlo porque, durante décadas, no han recibido la educación adecuada.

¿La solución?

Hay que decidir por ellos porque ellos no saben.

Y, casualmente, tal solución no tiene que ver un carajo con la ideología política representada por la derecha o la izquierda, sino con la intención de querer imponer la voluntad de unos cuantos gobernantes coludidos cada uno con grupos de poder económico y social... Entre estos, no hay inocentes.

... Y en mi opinión, eso es de lo que deberían estar informando los medios de comunicación y nuestros “líderes de opinión” en lugar de estar tomando partido como en una competencia deportiva, porque son los únicos que pueden, al menos en forma masiva, comenzar a romper con la ignorancia que permite que bajo las banderas de la izquierda o la derecha, cuatro o seis u ocho ojetes sigan manipulando este país como mejor conviene a sus intereses.

Y ya.