lunes, 23 de diciembre de 2013

"...There's nothing left to lose, nothing to protest. Learn to love your anger now, anger here is all you possess..." *

Debo haber tenido cerca de 6 años cuando escuché por primera vez a mi abuela materna decir que odiaba las navidades porque la hacían sentir muy triste.

En aquel momento, el comentario me pareció increíblemente estúpido, ya que para mí, la época navideña (o “las navidades” como ella les llamaba) era la mejor del año… ¡Por mucho!

Y no era sólo por los regalos, si no por lo que conllevaba la temporada, que para mí comprendía, principalmente:

1) Vacaciones. Factor increíblemente importante en mi vida, ya que siempre preferí estar en (casi) cualquier lugar que en la escuela (no, NUNCA fui de los niños que ya querían que se acabaran las vacaciones para regresar a ver a mis amigos de la escuela o porque me aburría en mi casa)

2) Reuniones familiares: En aquella época (es decir, mi niñez hasta antes de los 10 años, en que mi familia se dividió como consecuencia del divorcio de mis abuelos) la cena de Noche Buena; la comida de Navidad (al día siguiente de Noche Buena) y la cena de año nuevo, tenían lugar en casa de mis padres y todo lo que a mí me parecía una legión de invitados eran los hermanos de mi mamá y (de haberlas) sus parejas.

Con los años, me fui dando cuenta que no sólo mi abuela, si no que prácticamente todos los adultos detestaban (o decían que detestaban) la temporada navideña, entonces le pregunté a mi maestra de tercero de primaria porqué era esto, a lo cual me respondió que era una época en la que la gente recordaba a las personas que ya no estaban con ellos (o sea, que se habían muerto) y que eso las hacía sentirse tristes.

Desde luego, el recuerdo de las personas que no estaban no se limitaba a extrañar a quienes habían muerto, si no también a quienes no estaban porque no querían o no podían estar durante la temporada.

En esa época descubrí también que a la gente le encanta revolcarse en las reminiscencias de “los viejos tiempos” y llorar por ellos y amargarse porque todo tiempo pasado fue mucho mejor.

Para mi gran fortuna, entre la gente con la que yo convivía constantemente, estaba mi abuelo materno (para ese momento ya divorciado de mi abuela) y, en mi opinión, la persona a quien menos podía importarle si era el 24 de diciembre o el 24 de junio. Esas fechas le eran irrelevantes.

Le eran tan irrelevantes, que su cumpleaños era entre el 23 y el 25 de diciembre y nunca le importó un carajo.

Él sabía que era en esos días porque eso le habían dicho, pero los registros habían sido destruidos, así que ni él ni nadie conocía con certeza la fecha exacta (algunos hermanos de mi mamá, es decir, los hijos de mi abuelo, alegan saber con precisión que día era el cumpleaños de mi abuelo, el Señor Valdez, pero lo cierto es que no pueden tener idea (no más de la que tenía él).

Para fines de trámites (licencias, cuentas bancarias, etc.) en algún momento post-revolucionario, mi abuelo obtuvo un acta de nacimiento en la que él mismo asentó que había nacido el 23 de diciembre. Entonces para todos los efectos prácticos, ese era su cumpleaños. Y nosotros lo felicitábamos el 24… Porque así quería él que fuera.

Según las explicaciones de mi abuela (ex esposa de mi abuelo) y de los hijos de ambos (o de varios de ellos) mi abuelo no añoraba una época mejor o no extrañaba la presencia de alguien durante las navidades porque nunca había habido un momento de felicidad en su vida durante esas fechas o a alguien a quien pudiera extrañar.

Sin embargo, para mí, esas explicaciones nunca tuvieron validez.

En efecto, mi abuelo nunca fue la persona más alegre o emotiva o sentimental del mundo, pero claramente había tenido momentos alegres y gente a quien había querido y que extrañaba (me lo dijo él, no estoy suponiendo o interpretando o alegando que yo lo conocía mucho).

Lo que sí es indiscutible, es que mi abuelo era una persona práctica.

... Tan práctica que, para él, las fechas con sus estúpidos días exactos no significaban algo digno de ser recordado. Eran irrelevantes. Tanto como lo era la fecha de su cumpleaños y las fechas de cumpleaños de todos sus hijos (ni hablar de las fechas de cumpleaños de sus múltiples nietos (cuantos quiera que seamos)).

Paradójicamente, el Señor Valdez era una persona que relataba sin cesar (generalmente al mismo público) sus vivencias y anécdotas, con lo cual se podría alegar que él también añoraba el pasado.

En virtud o como consecuencia de lo anterior, en algún momento decidí que las fechas, como motivo de celebración o de recuerdo no tenían ningún sentido.

Por un lado, porque no me quería atar al sufrimiento derivado de recordar “los buenos momentos” de otras épocas… O los malos, de haber existido.

Por otro lado, porque un día es igual a otro cualquiera y no vale la pena discutir en dónde o con quién se pasa o se celebra una fecha que realmente no significa más que la otra.

¿Porqué?

Porque la gente que no está (porque no quiere o porque no puede o porque murió) no sólo no están en la temporada o en la fecha en la que se le recuerda, porque quienes los extrañamos lo hacemos todos los días, todas las horas, todas las noches… Y entonces los recordamos todo el tiempo.

Y lo mismo pasa con la gente que sí está y con quien queremos estar… los demás días del año.

Entonces, para mí, “las navidades” tienen el mismo significado que los cumpleaños o los aniversarios luctuosos o cualquier otro día al azar, en el que lo que siento por la gente que está o no está no se altera más o menos.

Y en la incongruencia de todo esto, reciban todos un fuerte abrazo en este día de celebración por el cumpleaños oficial de mi abuelo, el Señor Valdez.

(Quiero aclarar que, para mí, las fechas como dato (exactas, de ser posible) son indispensables. Prácticamente toda mi memoria, toda mi mente, está atada a ellas y es en ellas en que radica lo que normalmente la gente considera como mi “buena memoria” y toda la (buena o mala) estructura de mi cerebro).

* Duran Duran - The Edge of America

miércoles, 4 de septiembre de 2013

“Where were you while we were getting high?”

(Possible answer: “Most likely, getting higher”)

Más de tres años de desatención absoluta de un blog que comencé a escribir con dos propósitos:

a) sacar de mi sistema quejas, reclamos y opiniones en infinitivo, que no podían ser dedicados a entes específicos.

b) tener una alternativa a Facebook que, hasta la fecha de creación del blog, había servido para cumplir con el propósito mencionado en el inciso a), pero en donde el contenido de mis comentarios estaba comenzando a resultar aburrido/inflamatorio/ofensivo.

Y hoy, después de todos esos años me dio la gana escribir de nuevo aquí.

Quisiera poder decir que soy tres años más maduro y que he logrado dominar el coraje y la ira... Pero lejos de eso, se han incrementado.

Por suerte, ahora están enfocados en personas y en grupos a quienes encuentro cada día más despreciables.

Si acaso, lo único que puedo decir que he aprendido, es que no hay un común denominador.

Que es increíblemente difícil encontrar gente similar a mí.

Que la premisa de que “el amor es suficiente” o sus similares “con el amor basta”, etc., no es verdadera.

Que hace falta más responsabilidad y más inteligencia y criar personas que se quieran más a sí mismas, porque esa falta de amor propio las hace ser una mierda y contaminar todo lo que tocan.

Que hay gente con sentimientos nobles (o coloquialmente “gente buena”) pero que ha crecido a lo estúpido, como la yedra, y que por su falta de educación actúan con prácticamente nula conciencia y con una indiferencia desmedida por quienes y lo que los rodea.

Que siempre hay más… Que después de treinta y tantos años no acabo de decepcionarme de la gente que he conocido y que voy conociendo.

Pero más importante, que unirme a la bazofia que he conocido (a pesar de que lo he intentado) no es una opción.

“Champagne Supernova” Oasis

viernes, 16 de abril de 2010

"Growing up it all seems so one-sided, opinions all provided, the future pre-decided, detached and subdivided In the mass production zone... Nowhere is the dreamer or the misfit so alone..." *

¡Joder! Hoy es uno de esos días en que por razones particulares he estado contento prácticamente el 83% del tiempo. Desde la mañana en la que recibí una inyección...

Sí, sostengamos ese pensamiento por cinco minutos...

1 ...
2 ...
3 ...
4 ...
5 ...

Ya, una vez que hubieron acabado todos los ingeniosos albures que correlacionan las inyecciones con las eyaculaciones masculinas, sigamos:

Como decía, esta mañana recibí una inyección y, sorprendentemente, no me dolió. Más adelante en la mañana, recibí una magnífica noticia en la que fui informado que la película dirigida y escrita por dos sujetos que conozco medianamente bien y por quienes siento un cierto aprecio, fue elegida para participar en una de las categorías del festival de cine de Cannes.

Sí. Cannes.

¿Qué tan chingón es eso?

Mucho... Muchísimo.

Y no me refiero al festival en sí, sino al gusto que me da que dos cabrones que se han roto el puto lomo desde hace varios años para llegar hasta este punto y respecto de los cuales me consta que han puesto cada última gota de sudor, sueño, sangre, hígado, paciencia, entendimiento y comprensión en el desarrollo de este proyecto (dejando de lado todos esos detalles simpáticos a los que todos anhelamos y que caerán próximamente, una vez que se vuelvan Hollywood stars) finalmente, tengan éxito.

En fin...

Si ganan, el mundo reconocerá, confrontará, analizará y discutirá la o las conductas referidas en la expresión "festejar hasta volarse la tapa".

Y gracias a esa sumamente agradable noticia, tuve oportunidad de alejarme un par de horas de las varias molestias de la semana respecto de las cuales no puedo hacer un carajo o dos.

De dichas molestias me parece particularmente relevante referirme ahora a un puñetero proyecto de ley conocida como la "Ley Antiobesidad".

Sin entrar al detalle del contenido del fascista ordenamiento, lo que realmente me llama la atención es la manera en la que poco a poco estos gobiernos de mierda que controlan gran parte de nuestra vida...

¡Lo están consiguiendo!

Pero esta vez, no a punta de pistola, sino mediante el convencimiento de que ES lo correcto.

En mi opinión NO es lo correcto.

¿Porqué?

Porque si bien existen argumentos profundos respecto de la carga que para el sistema de salud patrocinado por el Estado representan las enfermedades asociadas a la obesidad, ello no es suficiente para coartar la libertad que cada quien tiene de elegir algo tan básico como lo que come.

Según yo, la pregunta pertinente sería:

¿Qué podemos hacer, como autoridad o como cuerpo legislativo, para que la gente esté lo suficientemente bien informada como para tomar decisiones pensadas respecto de lo que come?

Porque sí, la llamada "comida chatarra" es muy mala... Malísima.

Como también lo son el uso excesivo de energía eléctrica, agua, o cualquier otro recurso natural... Pero no para el ciudadano de a pie, sino para el Estado que no hizo o ha hecho su labor de garantizar el suministro eficiente de esos insumos...

¡Necesarios en el siglo XXI para llevar una vida medianamente decente!

¿Por ello habría el Estado de tener la facultad de restringir su uso?

Según yo, no.

Sin embargo, lo hace y, lo más peligroso, es que la gente comienza a convencerse de que dicho Estado hace lo que es más conveniente para nosotros.

Y lo es más aun, cuando esos "nosotros" con un mínimo de información, pueden presentar argumentos en el sentido de que es una medida "económicamente sana".

... Tal y como lo son las restricciones bestiales al consumo del tabaco.

Es decir, porque cuestan mucho al Estado.

Sólo sería bueno integrar a los argumentos señalados que, las compañías tabacaleras emplean a mucha, mucha, mucha gente, respecto de las cuales pagan, al dichoso Estado en el que vivimos, contribuciones tales como IMSS, ISR, INFONAVIT y SAR, que sirven PRECISAMENTE para mantener en movimiento el grandemente ineficiente sistema de salud público mexicano.

... Y no se diga de las prebendas, dietas y salarios de nuestros puñeteros gobernantes.

Pero no sólo eso.

Las compañías tabacaleras y las que se dedican a la producción de frituras de maíz tostado o patatas fritas en sus infinitas y violentas variantes o cualquier otra índole de golosinas, son precisamente quienes fungen como los principales consumidores de maíz, patatas, azucar, aceites, harinas, chiles, entre otros muchos insumos.

Insumos cuyo cultivo y siembra hacen que funcione o, mejor dicho, malviva el campo mexicano.

Sí, los productos que consumen las ominosas compañías que el Estado está tan ansioso de destruir por representar demonios imperialistas que están acabando con la salud de nuestros hijos...

Son generados en, gran medida, en el ultrajado, violado, abusado y corrompido campo mexicano.

Pero, tristemente, eso es de lo que dicho campo vive hoy y quitárselos sin un "Plan B" que funcione para algo está muy cabrón.

De tal suerte que la pregunta que está por encima de:

¿Cómo vamos a afrontar el problema de la obesidad?

Es la pregunta de:

¿Cómo vamos a alimentar a la gente que trabaja un campo que hoy, prácticamente, no tiene qué comer, en caso de que le demos en su madre a su principal fuente ingresos?

Y aquí cabe señalar que la "comida chatarra", satanizada en los últimos días, no nació en McDonalds, Burger King, Pizza Hut, KFC, Subway, Frito Lay, Barcel, Marinela, Bimbo, Mars... O sea con los bastiones del imperialismo que nos tiene asfixiados, blah, blah, blah, blah...

Sino con las taquerías; fondas; puestos de fritangas, tamales, atole, champurrado, entre otros... En los tianguis, plazas y mercados mexicanos.

¿O la gente comenzó a ser obesa desde que se abrió la importación de dulces a este país y antes todos eran modelos de Prada?

No obstante, siento que las preguntas anteriores no deberían siquiera estar siendo planteadas, porque, una vez más, delante de ellas está el respeto que el Estado debe tener a la capacidad de elegir libremente de cada uno de los habitantes que lo integran, en materias que NO AFECTAN mayormente el desarrollo de los demás ciudadanos.

Y para jodernos un poco más:

¿No es infamante un ordenamiento que promueve la clasificación de determinadas personas con base en su estado físico?

¿Cuántas condiciones médicas existen que hacen difícil o imposible que alguien baje o se sostenga en su peso ideal?

No lo se, pero yo no quiero que mañana el Estado me diga que además de que no puedo fumar o comer determinadas golosinas, que no puedo tener relaciones sexuales sin protección o con quien me de la puta gana, al auspicio de que la promiscuidad repercute negativamente en el funcionamiento eficiente del sistema de salud pública.

Y antes de que alguien salga con la fascista letanía de:

"¿Te gustaría que tus hijos fumaran/murieran de enfermedades relacionadas con la obesidad/murieran de enfermedades relacionadas con el SIDA/fueran alcohólicos o drogadictos?"

No, obviamente no.

Pero esa educarlos para que conozcan los riesgos de incurrir en los consumos o las conductas mencionadas es mi labor como padre, tutor, guía o maestro, no del Estado, quien claramente está meando fuera de la bacinica si la manera como quiere educar es prohibir a diestra y siniestra.

Y eso es todo en este día de Cannes.

* Rush. Subdivisions.

miércoles, 31 de marzo de 2010

"Did you ever wake up to find a day that broke up your mind... Destroyed your notion of circular time?" *

No puedo creer todo el tiempo que ha pasado desde mi última entrada en este blog, blah, blah, blah, blah... 

Sí, lo cierto es que ha pasado bastante tiempo pero, finalmente, como dirían nuestros estimados vecinos del Norte: 

Who's counting?

Y la respuesta es:

Not me, that's for fucking sure.

Pero bueno, el año empezó hace ya casi cuatro meses y probablemente para este momento todas las expectativas de cambio que se hubieren generado en nuestras occidentales mentes, hayan ido desapareciendo paulatinamente, de tal suerte que:

* Prácticamente todo el mundo sigue fumando

* Quien perdió 3.8 kilogramos en enero ya los recuperó (o los va a recuperar en la siguiente temporada vacacional, es decir, Semana Santa)

* Los gimnasios están felices porque, para este momento, todo el mundo está atorado con una mensualidad insoportable pero nadie se para por ahí más que para usar las regaderas, el vapor o ir a desayunar

* Nadie ha leído los veinte libros que pensó que iba a leer hasta antes de Semana Santa, si terminaba uno cada tercer día

* No estás comiendo más sano

* No has cambiado de trabajo y/o no le has demostrado a tu jefe que tú vales más de lo que estás ganando

... Porque es imposible que trabajes más de lo que ya estabas trabajando el 31 de diciembre de 2009.

Sí, el 31 de diciembre... Y el puto de tu jefe quiere que te convenzas de que "todavía puedes dar un poco más... Tu 110%".

En fin, que para efectos míos, ya nos podemos hablar de tet-a-tet, porque a mí me genera una hueva impresionante la gente que tiene ilusiones que no requieren cojones para llevarse a cabo.

Me explico:

Si uno quiere dejar de fumar, bajar de peso, hacer ejercicio, leer más, comer más sano, superarse en tu trabajo, y está esperando una fecha para hacerlo, entonces ese cambio no es realmente tan importante.

O lo que es lo mismo:

¿Qué tanto importa lo que sea que se puede posponer con tanta frialdad hasta que un inexacto calendario cambie de día?

En mi opinión, importa prácticamente nada.

Porque, en general, las cosas que importan se hacen, aunque uno no se de cuenta o no esté de acuerdo.

Y sin mayor transición, paso a tocar el siguiente tema que desde hace dos días me tiene aconojado:

He descubierto que la gente tiene ganas de hablar con alguien.

Y por "gente", además de la gente en sí, me refiero a mí.

Y ayer, discutiendo esto con mi asesor de confianza, le expuse mi teoría de que la gente necesita tener "un dialecto", a lo cual, el asesor, en forma siempre pronta y amable me dijo: "quieres decir 'diálogo', pendejo"

... Y estaba en lo correcto:

La gente necesita tener un diálogo.

Y no me refiero al diálogo chaqueto ese que tiene la gente que habla al radio a refunfuñar, sino el dialogo consistente en obtener una catarsis al estar en total acuerdo o en acérrimo desacuerdo con el papanatas que está hablando en la radio o en la TV.

En mi opinión, lo mismo pasa en los medios escritos y, como muestra, el éxito que han tenido los blogs e inclusive los comentarios que se hacen a las notas periodísticas.

O sea, la gente quiere hacer saber al mundo lo que piensa... Ya sea lo que piensa honestamente o lo que piensa para que la otra gente piense algo sobre ellos, pero existe una necesidad de hablar.

Lo cual me lleva a comentar lo poco y mal satisfecha que está esa necesidad.

¿Porqué?

Porque, para tener esa catarsis que resulta de una plática normal, uno se vuelve adicto a:

* Ultra emputarte con el animal de Luis García por sus "atinados" y "objetivos" comentarios "analíticos" en los partidos de la Champions.

* Querer bajarte del coche, correr hasta las oficinas de Radio Fórmula y propinarle una patada giratoria estilo Chuck Norris en la cara al estúpido de Oscar Mario Beteta porque parece que entre la señal que manda su cerebro a su boca existe und delay de 4.8 minutos.

* Desear ponerle un petardo en el trasero a la disfuncional de Carmen Aristegui porque de plano no encuentra la palabra, término o expresión que está buscando... ¡Nunca!

* Orar porque a Carlos Puig lo ilumine alguien... Prendiéndole fuego en una puta hoguera porque no es posible ser TAN amarillista.

Etcetera, etcetera, etcetera.

¿Y qué pasó con la época en la que uno disfrutaba ir en el auto porque podía aprovechar ese tiempo para escuchar música?

Se acabó.

Porque tenemos hambre de alguna respuesta y/o estamos ansiosos por alguna reacción...

¿No?

Entonces que alguien me expliqué porqué la necesidad de ver el cuerpo masacrado del niño que atropelló el camión que iba conduciendo un hijo-de-puta drogado, o el chivo de siete patas que aparece entre los resúmenes de noticias que dan cada hora en el programa de Loret de Mola Mogollón.

Por lo menos a mí me pasa... Pero estoy haciendo todo lo posible porque ya no me pase y, por ello, a partir del próximo 30 de abril dejaré de escuchar los noticieros en la radio.

O sea, que no me parece tan importante, a pesar de que estoy consciente de que escuchar a esos ojetes me hace daño.

Pero soy un adicto a querer conocer algún resultado u obtener alguna reacción y, contra eso, no se puede hacer nada.

Sin embargo, creo que esta condición de ansia no es privativa de esta ciudad. 

En prácticamente todo el mundo "civilizado", existe una adicción a estar perpetuamente "informado"... Y lo pongo entre comillas porque realmente ¿Qué tan informado puedes estar a través de las fuentes tradicionales, mismas que están obsesionadas con alimentarte con toda la grasa que puedan?

Pero, también creo que esa calidad de adicto se ve agraviada por el precio que tenemos que pagar por vivir en esta ciudad, en la que cada día nos castran toda la posibilidad de desahogo mientras que, por otro lado, nos alimentan, literal y metafóricamente, con todo aquello que está clínicamente comprobado que genera depresión, gastritis, ansiedad, asco, odio, diarrea, colitis, acné, calvicie, rash, mala leche, impotencia, preapismo o cualquier otro achaque que te haga más incomodo estar parado en este mundo.

Y dicho lo anterior, me largo.

* Sway. The Rolling Stones.

martes, 15 de diciembre de 2009

"... There's a super cool band, yeah, with their trilbies and their glasses of white wine... and all the weekend rock stars in the toilets, practicing their lines..."*

Una vez más, nos encontramos en esta entrañable época del año que comienza desde la última semana de noviembre y dura, prácticamente, hasta la primera quincena de enero, es decir, la temporada navideña o, para ser políticamente correcto, la temporada festiva.**

Por temporada festiva me refiero al periodo que abarca desde Thanksgiving hasta el día de los Santos Reyes, pasando por el día de la Virgen de Guadalupe, Hanukkah y Navidad.***

Pues bueno, es precisamente en esta época en la que a los medios de comunicación, electrónicos e impresos, les da por hacer la contabilidad de lo que ellos consideran los mejores o peores 10 o 25 o 75 o 100 o "n", productos del año.

La contabilidad referida puede abarcar:

• Los personajes mejor/peor vestidos
• Las mejores/peores fiestas
• Los mejores/peores álbumes
• Las mejores/peores canciones
• Las mejores/peores películas

Entre cualquier otra cantidad de elementos que a la sapiencia mediática le dé por contar, al estilo de The Count en Sesame Street, personaje que, traducido, no tiene puto chiste porque es el Conde que cuenta... En fin.

En general, la práctica de enlistar a mí me genera una gran apatía... Y ansiedad.

¿Porqué?

Primero la ansiedad, que es segundo en la lista de los sentimientos que a mí me generan las listas.

Yo soy uno de esos clavados que si leo una lista de algo que me resulte interesante, por ejemplo "Las 100 mejores canciones de 2009" o "Las 50 mejores películas de 2009", y dicha lista es publicada por un medio que para mí sea medianamente respetable, intentaré escuchar con oído crítico esas 100 canciones o ver esas 50 películas.

En este punto la ansiedad se divide en tres:

1. La ansiedad derivada del hecho de que, siendo el final de año, no he escuchado esas 100 canciones o visto esas 50 películas a tiempo, es decir, cuando salieron, lo cual, admito, es 100% estúpido pero, por algún motivo, me genera una gran angustia pensar que NO me va a dar tiempo de escuchar o ver con calma esas canciones o películas porque "ya vienen las próximas".

... Mismas que nunca escucho o veo a tiempo, no por estar escuchando o viendo las 100 anteriores, sino porque, en su momento, me da bastante hueva estar escuchando o viendo lo que cuatro-mamones-pseudo-intelectuales consideran como 'the next best thing'.

2. La ansiedad generada porque las canciones o películas que yo considero que deberían estar entre las mejores 10, generalmente, nunca coinciden con las que aparecen en las listas. Esto me hace encabronarme y frustrarme cada diciembre (o cuando sea que aparezcan las listas) y, por ejemplo, es especialmente frecuente en la entrega de los Oscar.

¡Nunca gana la puta película que yo quiero!

El encabronamiento que me genera la situación anterior hace que todos los años me tenga que dar auto-terapia durante varios días, explicándome, una vez más, que quienes están atrás de la elaboración de las listas normalmente pertenecen a alguno de los siguientes grupos:

a. Una banda de cretinos aceitados por los dueños de la industria a la que pertenecen las listas, como es el caso de los premios Oscar o los premios MTV.

b. Una banda de hipsters impersonales que hacen suyas las opiniones que "publicaciones con autoridad" (en la onda de Pitchfork, Impose, Paste, Uncut, Q Magazine, NME, Onion A/V Club, The Village Voice, entre muchas otras) han decidido es lo mejor del año (como, según mi opinión) es el caso de las listas de las mejores canciones que publican en Ibero 90.9

3. La ansiedad que me invade cada vez que escucho, en las listas de fin de año, canciones buenísimas que no escuché a lo largo del año. Ya sea porque, como señalé en el punto 1 anterior, me da bastante hueva estar escuchando 'the next best thing' o porque de plano jamás había oído mencionar la rola en cuestión.

Curiosamente, esas canciones sobre las que rara vez o nunca se habló a lo largo de 12 meses, para diciembre, son del dominio de TODOS los enterados-modernísimos, y resulta que las conocen a la perfección y/o son fans o detractores desde principios de año (independientemente de que éstas haya salido en noviembre).

En relación con la apatía... Bueno, principalmente tiene que ver con que me abruma revisar las listas por miedo a entrar en los estados de ansiedad antes descritos.

Y con el hecho de que a mí me parece raro no poder hablar con alguien de la música o de las películas o de los libros en los que estoy metido, porque, en su momento, nadie estaba metido en eso mismo, o bien, después, resulta que viene cualquier pendejete a corregirte o decirte que estás atrasado.

Quiero aclarar que el término 'pendejete' no lo uso a la ligera.

Por 'pendejete' me refiero a la calaña de cabrones que, a sus tiernos veintitantos años, te sueltan con gran frescura que ellos nunca han escuchado lo "nuevo de U2", sin tener puta idea desde cuando empezó "lo nuevo de U2" o qué carajos significa eso.

Como ejemplo, postulan:

Yo no escucho lo nuevo de U2, se me hace que se vendieron después del 'Pop'.

O bien:

La neta es que a mí nunca me gustó mucho el 'Nevermind' de Nirvana, se me hace que está súper-sobre-producido.

Cuando quienes llevan escuchando U2 desde hace años, te podrían alegar, con lujo de argumentos, precisamente, que U2 se salió de carril desde el 'Achtung Baby' y volvió a agarrar ritmo en el 'All That You Can't Leave Behind'… U otros, también del camp de los fans a rajatabla podrían alegar, durante horas, que realmente todo lo que ha pasado con U2 ha sido parte de una evolución y que es lógico que regresen a sus raíces.

En lo que hace a Nirvana, casi cualquiera que haya estado ahí... Y que se haya fijado y que no hubiera estado totalmente clavado en Milli Vanilli, puede constatar que, en la época que salió el 'Nevermind', prácticamente toda la rotación de videos de MTV, así como de la programación de las estaciones de radio, incluyendo KROQ o Rock 101, rebosaban con actos que sí podrían considerarse súper-sobre-producidos.

... De ahí que Nirvana y su génesis fueran un muy buen recibido descanso.

Y no quiero decir que esté en contra de analizar en retrospectiva la música o las películas o lo que sea.

Por el contrario, lo único que quiero decir es que en MÍ opinión es necesario revisar el momento y el contexto en el que fueron lanzados.

Sí, es probable que, a la distancia, 'Nevermind' esté sobre-producido si se le compara con 'Bleach'... Es más, si se le compara con lo que alrededor de esa época estaban haciendo grupos que fungieron como influencia de Nirvana, pero si alguien se va a aventar la puntada de afirmar eso, por lo menos que tenga la delicadeza de decir con base en qué le hubiera gustado cómo sonara ese álbum.

Y ahora prácticamente me he quedado jadeando gracias a la intensidad que le acabo de meter a un esbozo de discusión... Sólo como ejemplo no-intencional de porqué me angustian las listas de fin de año.

Y por el momento, eso es todo.

... Salvo por las siguientes aclaraciones:

* "Fake Tales of San Francisco" Arctic Monkeys (banda que nomás no acaba de gustarle a los hipsters... Y por lo cual, estoy eternamente agradecido).

** Ser "políticamente correcto":

1. Me importa un carajo.
2. En español, no tiene un significado lógico porque es una traducción literal.
3. En México puede implicar:

a. Comportarse correctamente conforme dictan los lineamientos de los políticos mexicanos.
b. Ser un político correcto, que sería tanto como ser un correcto hijo-de-la-chingada.

*** Intencionalmente no quiero incluir en la "temporada festiva" el día de la Candelaria porque no se bien qué significa, ni me importa, y lo cierto es que, para febrero, los puñeteros propósitos de año nuevo se han tirado, afortunadamente, a la coladera y comienza propiamente el año.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

"Our frank and open, deep conversations, they get me nowhere... They bring me down, so give it a rest, won't you?" *

En las últimas semanas, pero especialmente en los últimos dos días, los medios impresos le han dado particular importancia a lo que han representado en el último año “las redes sociales”, específicamente Facebook y Twitter, aunque todavía tienen la prudencia de mencionar otras como MySpace o Hi5.

Entre otras cuestiones, los autores de las notas en las que se toca la trascendencia de las redes sociales mencionadas, pasan por todas las reflexiones de rito y rigor que el protocolo periodístico obliga en la actualidad, en la línea de:

¿Con las redes sociales se incrementa o disminuye el contacto humano?

¿Son las redes sociales un lugar seguro para la convivencia humana nuestra o de nuestros hijos?

¿Debemos los adultos participar en las redes sociales en las que participan nuestros hijos?

Si ya tengo una cuenta en Facebook para estar en contacto con mis ‘amigos’ ¿Debo solicitar que mis hijos o mi esposo me incluyan como uno de sus ‘amigos’?

¿Qué debo pensar si mis hijos o mi cónyuge no me han aceptado como ‘amigo’ en Facebook?


Entre otras variaciones del mismo tema que, por lo general, desembocan en una retahíla de paranoias de adultos contemporáneos consternados por una serie de temas que van más allá de su control y de lo que puedan comprender medianamente bien..

¿Y como lo van a comprender si comienzan por agrupar sin discriminación alguna, a Facebook, Twitter, Hi5 y MySpace en el mismo rubro de “redes sociales”?

… Y luego, darle ese pinche nombre tan mamón “redes sociales”.

Yo pensaría que se trata de alguien que de a tiro no conoce bien, al menos, dos de los cuatro anteriores, o bien, ha desarrollado una nueva forma de pensamiento en la cual ha logrado despejar la necesidad de toda lógica.

Pero bueno, aprovechando que anda en el aíre, lo que a mí me ha llamado la atención de estos sitios, especialmente en los últimos seis meses (que ha sido cuando los he usado sin ninguna medida ni recato) ha sido la capacidad que tienen la gente para basar su conocimiento del que suscribe, o sea de mi, puramente en las pendejadas que me da por poner ahí.

¡No mamen!

Es impresionante cómo a los ‘amigos de Facebook’ les puede encabronar que seas capaz de hacer dos o tres cosas al mismo tiempo.

No es por joder, pero al menos las cosas que yo pongo en Facebook no requieren más de cinco minutos de concentración para escribirse.

Y, además, yo veo Twitter y Facebook como una especie de plática de bar al estilo de las películas en las que llega alguien a la barra y le cuenta las primeras cinco pendejadas que trae en la mente al cantinero, mientras este último se ríe o finge consternación o de plano desinterés.

No va más allá.

O es el equivalente a irte a echar ‘el cigarrito’ con el cabrón del piso de arriba para desconectarte un poco de todo cuando andas de Godínez en una oficina.

Pero la gente se clava y no lo ve así.

Es particularmente interesante observar cómo les preocupa el tiempo que le dedicas a Facebook

‘Ya ponte a trabajar’

‘Puta ¿Qué no tienes nada mejor que hacer?’

‘Se ve que no hay chamba’


Y, obviamente, dependiendo de quién vengan los comentarios, uno reacciona cagándose de risa, contestándole que a él o ella qué chingados le importa, o bien, tristemente, sintiéndose un poco alienado.

Eso sí, como lo comenté alguna vez en Twitter, que huevos de quien te hace alguno de los comentarios anteriores. Es tanto como quererte tirar mierda diciendo que vieron tu coche en el hotel de paso… Chingá ¿Y tú que hacías ahí? ¿Tu servicio social?

Pero, bueno, si bien Facebook y Twitter son ‘foros’ (otra palabrita que también me toca los cojones) en los que uno se pone de pechito para que lo juzguen, critiquen, molesten, humillen, alaben, entre otras, lo cierto es que, al igual que con el mail:

Es muy difícil transmitir la ironía en un comentario tan breve.

El comentario se queda ahí para que lo lea cualquier cantidad de gente cercana, tanto al remitente como al destinatario.

Lo anterior hace que lo que es ofensivo lo sea mucho más y lo que es buena onda, pueda ser bien o mal interpretado dependiendo del contexto en el que se esté leyendo.

Y así, en un principio, consideré hacer una limpia en Facebook, eliminando a una serie de personajes que creo que, en general, no tienen el humor o no están de humor para mis comentarios, pero cai en la cuenta de que tengo una serie de ‘amigos’ a quienes aprecio o de quienes me gusta estar enterado por distintos motivos, a pesar de que no les guste o entiendan lo que pongo.

Lo anterior me llevó a retirarme sustancialmente (no del todo) de Facebook y a arrimarme a este blog y a Twitter.

¿Porqué?

Porque tanto en Twitter como aquí, el que quiera leer lo que pongo, lo hace a sabiendas que puedo poner cosas que un día le parezcan simpáticas, otro día le parezcan ofensivas, otro día lo hagan cuestionarse mi sanidad mental, otro día lo hagan cuestionarse su propia sanidad mental y, más importante que todo, otro día no esté de humor y decida no leer lo que escribí, sin que tenga que aparecerte en el ‘feed’ de Facebook por cojones.

Y todo esto porque tenía ganas de contestar la pregunta que nadie me hizo de ¿Por qué un blog?

Pues ahí tienen.

* "Our Frank" Morrissey

lunes, 30 de noviembre de 2009

"Pass the pub that wrecks your body... And the church all they want is your money..."*

Hace unos días, en la edición en línea de El Universal, leí la columna de un sujeto que se llama Ricardo Alemán. No creo haberla leído antes… Y después de hacerlo esta vez, no me arrepiento de no haberlo hecho. La columna recibe el nombre de “Itinerario Político”. El contenido de dicha columna, para el día 24 de noviembre de 2009, se subtituló “PRI, nueva casa de la ultraderecha” y, en síntesis, comenta:

- Que, en últimas fechas, el PRI ha apoyado “la lucha contra la despenalización del aborto”

- Que el apoyo mencionado es incongruente con los principios creadores o rectores del PRI

- Que los líderes del citado partido “pactaron con la ultraderecha el impulso a la contrarreforma del aborto a cambio de apoyo para la elección presidencial de 2012”

- Que la ultraderecha concentra a “grupos como El Yunque, Muro, DHIAC, y muchos otros que tienen una fuerte presencia entre grupos sociales empresariales de todo el país” y a la iglesia católica

- Que la ultraderecha, en los términos antes definidos, ha adoptado como partido al PRI, dejando al PAN, porque dicha ultraderecha ve “mejores condiciones de avance en el PRI de Beatriz Paredes, de Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto”.

- Que el PRD, Convergencia y el PT también han apoyado la lucha contra la despenalización del aborto.


Coincidentemente, en la primera página del periódico Reforma del sábado 28 de noviembre, aparece una nota bajo el título “Denuncia Ebrard unión PRI-Iglesia” en el sentido de que entre las dos organizaciones existe un acuerdo para penalizar el aborto.

Desde luego, de lo anterior, no me sorprende un carajo que cualquier partido político que se digne de serlo, quiera asociarse con el medio masivo de mayor penetración en México, después del Canal de las Estrellas, para hacer llegar a la cuasi-audiencia-cautiva de tal medio masivo, su correspondiente mensaje político.

No, eso no me sorprende.

Tampoco me sorprende que la ultraderecha, como a ella se refiere el columnista Ricardo Alemán, esté buscando pasturas más verdes para llevar a sus rebaños, porque, finalmente, los concesionarios de operar el rancho que se llama México, por las razones que sean, no están dando resultados.

No, eso no me sorprende.

Lo que sí me sorprende es que aun haya gente que quiera vender la idea de que los contubernios antes mencionados se dan por razones tan irrelevantes como como el reconocimiento o no del derecho de las mujeres a abortar.

No digo que el citado reconocimiento no sea un tema importante para un número fuerte de votantes en México, ni que el partido que se empeñe en defender dicho derecho esté haciendo una apuesta de peso en su propia contra (considerando que, supuestamente, México sigue siendo un pueblo preponderantemente católico o, mejor dicho, que “escucha” a los curas que dan misa los domingos) pero, de ahí a pensar que esa es la base de negociación para integrar un acuerdo entre la mencionada ultraderecha y algún partido político, me parece algo ingenuo.

... Inclusive, sutilmente estúpido.

¿Porqué?

Bueno, principalmente, porque, en mi opinión, de existir una ultraderecha (tan fantástica** como la que pretende describir el columnista citado) tal ultraderecha probablemente efectivamente esté preocupada por que no se reconozca el derecho de las mujeres a abortar, pero en el punto 72.3, inciso a), párrafo 293, de la miscelanea de demandas a partir de las cuales está condicionando su apoyo a un determinado partido.

En este sentido, previo al mentado no-reconocimiento del derecho a abortar, creo que ocuparían posiciones más importantes, temas como:

- La creación o extinción de determinados regímenes fiscales, según convenga.

- El levantamiento o imposición de cuotas compensatorias al comercio exterior, según convenga

- La creación, aplicación o extinción de restricciones en materia ambiental que permitan o prohiban la existencia de desarrollos turísticos en las costas del país

- El rechazo o acogimiento de estándares que permitan que se sigan utilizando materiales de dudosa calidad en la obra pública

- El establecimiento o derogación de trámites para comercializar medicinas “milagrosas”

Entre muchas, muchas, muchas otras cuestiones que sí son NEGOCIO.

Es más, si me preguntaran a mí creo que para la ultraderecha le resultaría más interesante que el gobierno central comenzara a revocar y/o a dejar de otorgar permisos a las nuevas iglesias, grupos pastorales, uniones episcopales u otras organizaciones de índole religiosa que, poco a poco, le están quitando mercado a la franquicia en México de la iglesia que maneja Benedicto XVI.

… ¡No el chingado no-reconocimiento del derecho a abortar!

De hecho, el que estén dejando ver que les preocupa tanto dicho no-reconocimiento, me hace pensar que, tras bambalinas, se deben estar negociando cosas lo suficientemente cabronas como para que estén dedicando tanto músculo a mantener la charada que tanto he mencionado en los párrafos anteriores.

Y eso es lo que pienso hoy.


* The Queen is Dead. The Smiths.
** Fantástica en su acepción de irreal no de chingona.