Hace unos días, en la edición en línea de El Universal, leí la columna de un sujeto que se llama Ricardo Alemán. No creo haberla leído antes… Y después de hacerlo esta vez, no me arrepiento de no haberlo hecho. La columna recibe el nombre de “Itinerario Político”. El contenido de dicha columna, para el día 24 de noviembre de 2009, se subtituló “PRI, nueva casa de la ultraderecha” y, en síntesis, comenta:
- Que, en últimas fechas, el PRI ha apoyado “la lucha contra la despenalización del aborto”
- Que el apoyo mencionado es incongruente con los principios creadores o rectores del PRI
- Que los líderes del citado partido “pactaron con la ultraderecha el impulso a la contrarreforma del aborto a cambio de apoyo para la elección presidencial de 2012”
- Que la ultraderecha concentra a “grupos como El Yunque, Muro, DHIAC, y muchos otros que tienen una fuerte presencia entre grupos sociales empresariales de todo el país” y a la iglesia católica
- Que la ultraderecha, en los términos antes definidos, ha adoptado como partido al PRI, dejando al PAN, porque dicha ultraderecha ve “mejores condiciones de avance en el PRI de Beatriz Paredes, de Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto”.
- Que el PRD, Convergencia y el PT también han apoyado la lucha contra la despenalización del aborto.
Coincidentemente, en la primera página del periódico Reforma del sábado 28 de noviembre, aparece una nota bajo el título “Denuncia Ebrard unión PRI-Iglesia” en el sentido de que entre las dos organizaciones existe un acuerdo para penalizar el aborto.
Desde luego, de lo anterior, no me sorprende un carajo que cualquier partido político que se digne de serlo, quiera asociarse con el medio masivo de mayor penetración en México, después del Canal de las Estrellas, para hacer llegar a la cuasi-audiencia-cautiva de tal medio masivo, su correspondiente mensaje político.
No, eso no me sorprende.
Tampoco me sorprende que la ultraderecha, como a ella se refiere el columnista Ricardo Alemán, esté buscando pasturas más verdes para llevar a sus rebaños, porque, finalmente, los concesionarios de operar el rancho que se llama México, por las razones que sean, no están dando resultados.
No, eso no me sorprende.
Lo que sí me sorprende es que aun haya gente que quiera vender la idea de que los contubernios antes mencionados se dan por razones tan irrelevantes como como el reconocimiento o no del derecho de las mujeres a abortar.
No digo que el citado reconocimiento no sea un tema importante para un número fuerte de votantes en México, ni que el partido que se empeñe en defender dicho derecho esté haciendo una apuesta de peso en su propia contra (considerando que, supuestamente, México sigue siendo un pueblo preponderantemente católico o, mejor dicho, que “escucha” a los curas que dan misa los domingos) pero, de ahí a pensar que esa es la base de negociación para integrar un acuerdo entre la mencionada ultraderecha y algún partido político, me parece algo ingenuo.
... Inclusive, sutilmente estúpido.
¿Porqué?
Bueno, principalmente, porque, en mi opinión, de existir una ultraderecha (tan fantástica** como la que pretende describir el columnista citado) tal ultraderecha probablemente efectivamente esté preocupada por que no se reconozca el derecho de las mujeres a abortar, pero en el punto 72.3, inciso a), párrafo 293, de la miscelanea de demandas a partir de las cuales está condicionando su apoyo a un determinado partido.
En este sentido, previo al mentado no-reconocimiento del derecho a abortar, creo que ocuparían posiciones más importantes, temas como:
- La creación o extinción de determinados regímenes fiscales, según convenga.
- El levantamiento o imposición de cuotas compensatorias al comercio exterior, según convenga
- La creación, aplicación o extinción de restricciones en materia ambiental que permitan o prohiban la existencia de desarrollos turísticos en las costas del país
- El rechazo o acogimiento de estándares que permitan que se sigan utilizando materiales de dudosa calidad en la obra pública
- El establecimiento o derogación de trámites para comercializar medicinas “milagrosas”
Entre muchas, muchas, muchas otras cuestiones que sí son NEGOCIO.
Es más, si me preguntaran a mí creo que para la ultraderecha le resultaría más interesante que el gobierno central comenzara a revocar y/o a dejar de otorgar permisos a las nuevas iglesias, grupos pastorales, uniones episcopales u otras organizaciones de índole religiosa que, poco a poco, le están quitando mercado a la franquicia en México de la iglesia que maneja Benedicto XVI.
… ¡No el chingado no-reconocimiento del derecho a abortar!
De hecho, el que estén dejando ver que les preocupa tanto dicho no-reconocimiento, me hace pensar que, tras bambalinas, se deben estar negociando cosas lo suficientemente cabronas como para que estén dedicando tanto músculo a mantener la charada que tanto he mencionado en los párrafos anteriores.
Y eso es lo que pienso hoy.
* The Queen is Dead. The Smiths.
** Fantástica en su acepción de irreal no de chingona.
"... I thought that I knew it all, I'd seen all the signs before. I thought that you were the one... In darkness my heart was won..." DEAD CAN DANCE The Ubiquitous Mr. Lovegrove
lunes, 30 de noviembre de 2009
jueves, 26 de noviembre de 2009
Testing... Testing
Total que el 25 de noviembre, se celebró el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” y, en virtud o como consecuencia de ello, los medios de comunicación en la Ciudad de México, dedicaron gran parte de su inocuo análisis diario a repetir sin cesar (con musiquita como de descubrimiento científico) cualquier cantidad de estadísticas tendientes a demostrar que en México, las mujeres son víctimas de un sinfín de abusos que tienen origen prácticamente desde el momento en que dichas mujeres llegan al mundo, cortesía de sus padres, hermanos, tíos u otros masculinos cercanos, hasta que, más adelante en sus vidas, ese abuso es compartido o cedido a sus correspondientes cónyuges, concubinos, novios, amantes, hijos, etc.
De manera brevísima, los medios mencionados citan, como base de los abusos, las condiciones de pobreza extrema, grave miseria, increíble ignorancia, y otra serie de frases-de-machote que tienen el objetivo de describir la situación social y económica real que prevalece en una grandísima parte del territorio nacional.
Como manda el protocolo, los abanderados de cada uno de los aparatos políticos de gobierno o independientes, así como los de diversas organizaciones sociales y/o instituciones pertenecientes a lo que en México se le llama “la iniciativa privada”, salen a decir que todos los abusos antes descritos están mal-requete-mal y que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y demás palabrería que tendrá relevancia nula para fines prácticos.
Lo que sí tiene relevancia, es que la retórica descrita se va mezclando, sutilmente, a lo largo del día, con el hecho de que los aparatos políticos de algunas entidades federativas, están muy preocupados por si se debe reconocer el derecho de las mujeres a abortar o no.
Para el final del día, es decir, al momento de clímax de programas de opinión/discusión/análisis (i.e. Bullshit) los ánimos están lo suficientemente caldeados para que, aplicando todos sus conocimientos sobre teoría de conjuntos, los comunicadores y “líderes de opinión” puedan determinar que existen dos
grupos con intereses, orígenes, principios y valores totalmente distintos, a saber:
Un primer grupo, en el que se ubican TODAS aquellas personas que NO están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que, casualmente, SÍ está de acuerdo con que a la mujer hay que pegarle todos los días, ella sabrá porqué. Este grupo se denominará como “LA DERECHA”.
Un segundo grupo, en el que se localizan todas aquellas personas que SÍ están están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que consideran que tocar a la mujer, con el pétalo de una rosa, es una abominalidad. Este grupo se denominará como “LA IZQUIERDA”.
Como aderezo, distinguen a los integrantes de la DERECHA como la famosa “iniciativa privada” pero en el sentido de ser los mismísimos propietarios de los bienes de producción o prestación de servicios, también considerados, coloquialmente, como CAPITALISTAS y, a la IZQUIERDA como los obreros, profesionistas e intelectuales.
Y aquí es donde a mí me empieza a dar nauseas todo el asunto, porque:
Sin entrar en detalles, según la literatura, el capitalismo reconoce como principio máximo el derecho de todo individuo a la propiedad privada, derecho que comienza con el propio cuerpo humano, de tal suerte que, a ultranza, un individuo debería de tener derecho a disponer de sus órganos, en vida, como mejor le parezca y, desde luego, si así lo decide, a cobrar por ello.
… O lo que es lo mismo, literalmente, puede hacer con su culo un papalote… Y luego rentarlo o venderlo en el parque.
Por su parte, según la literatura, la izquierda suele identificarse con el colectivismo, considerado generalmente como una corriente que busca el bien de la generalidad, de tal suerte que, si lo que el individuo decide es percibido como que afecta negativamente los intereses de un mayor grupo de individuos, ello le estará prohibido.
De ser cierto lo anterior, sería lógico pensar que:
El capitalismo o la derecha debe reconocer el derecho a abortar de una mujer, en tanto ello no afecte negativamente el derecho de un tercero.
El colectivismo o la izquierda debe reconocer el derecho a abortar de una mujer en tanto ello no afecte negativamente el bienestar de la colectividad en un determinado momento histórico.
Pues bien, de aquí surgen una serie de problemas:
Los partidos que supuestamente representan a la izquierda, no están contentos porque en los estados que gobiernan partidos que supustamente representan a la derecha, la colectividad ha decidido que no están de acuerdo con reconocer el derecho de las mujeres a abortar.
… Lo cual puede o no ser una chingadera, pero es la voluntad de la colectividad y, por lo tanto, debería de ser respetado por los partidos que supuestamente representan a la izquierda.
Paradójicamente, en otros estados en los que la colectividad ha decidido reconocer el derecho a abortar de las mujeres, los partidos que supuestamente representan a la derecha han decidido que no están de acuerdo con reconocer este derecho.
… Lo cual es a todas luces una mamada porque, en principio, la única labor de los partidos que supuestamente representan a la derecha, debería ser velar porque prevalezcan las circunstancias adecuadas para que cada individuo ejerza su libre voluntad.
Sin embargo, en lo que los partidos que supuestamente representan a la derecha y los que supuestamente representan a la izquierda SÍ están de acuerdo es que ni los individuos ni la colectividad están preparados para tomar decisiones porque no cuentan con los elementos suficientes para hacerlo porque, durante décadas, no han recibido la educación adecuada.
¿La solución?
Hay que decidir por ellos porque ellos no saben.
Y, casualmente, tal solución no tiene que ver un carajo con la ideología política representada por la derecha o la izquierda, sino con la intención de querer imponer la voluntad de unos cuantos gobernantes coludidos cada uno con grupos de poder económico y social... Entre estos, no hay inocentes.
... Y en mi opinión, eso es de lo que deberían estar informando los medios de comunicación y nuestros “líderes de opinión” en lugar de estar tomando partido como en una competencia deportiva, porque son los únicos que pueden, al menos en forma masiva, comenzar a romper con la ignorancia que permite que bajo las banderas de la izquierda o la derecha, cuatro o seis u ocho ojetes sigan manipulando este país como mejor conviene a sus intereses.
Y ya.
De manera brevísima, los medios mencionados citan, como base de los abusos, las condiciones de pobreza extrema, grave miseria, increíble ignorancia, y otra serie de frases-de-machote que tienen el objetivo de describir la situación social y económica real que prevalece en una grandísima parte del territorio nacional.
Como manda el protocolo, los abanderados de cada uno de los aparatos políticos de gobierno o independientes, así como los de diversas organizaciones sociales y/o instituciones pertenecientes a lo que en México se le llama “la iniciativa privada”, salen a decir que todos los abusos antes descritos están mal-requete-mal y que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y demás palabrería que tendrá relevancia nula para fines prácticos.
Lo que sí tiene relevancia, es que la retórica descrita se va mezclando, sutilmente, a lo largo del día, con el hecho de que los aparatos políticos de algunas entidades federativas, están muy preocupados por si se debe reconocer el derecho de las mujeres a abortar o no.
Para el final del día, es decir, al momento de clímax de programas de opinión/discusión/análisis (i.e. Bullshit) los ánimos están lo suficientemente caldeados para que, aplicando todos sus conocimientos sobre teoría de conjuntos, los comunicadores y “líderes de opinión” puedan determinar que existen dos
grupos con intereses, orígenes, principios y valores totalmente distintos, a saber:
Un primer grupo, en el que se ubican TODAS aquellas personas que NO están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que, casualmente, SÍ está de acuerdo con que a la mujer hay que pegarle todos los días, ella sabrá porqué. Este grupo se denominará como “LA DERECHA”.
Un segundo grupo, en el que se localizan todas aquellas personas que SÍ están están de acuerdo con que se deba reconocer el derecho de las mujeres a abortar y que consideran que tocar a la mujer, con el pétalo de una rosa, es una abominalidad. Este grupo se denominará como “LA IZQUIERDA”.
Como aderezo, distinguen a los integrantes de la DERECHA como la famosa “iniciativa privada” pero en el sentido de ser los mismísimos propietarios de los bienes de producción o prestación de servicios, también considerados, coloquialmente, como CAPITALISTAS y, a la IZQUIERDA como los obreros, profesionistas e intelectuales.
Y aquí es donde a mí me empieza a dar nauseas todo el asunto, porque:
Sin entrar en detalles, según la literatura, el capitalismo reconoce como principio máximo el derecho de todo individuo a la propiedad privada, derecho que comienza con el propio cuerpo humano, de tal suerte que, a ultranza, un individuo debería de tener derecho a disponer de sus órganos, en vida, como mejor le parezca y, desde luego, si así lo decide, a cobrar por ello.
… O lo que es lo mismo, literalmente, puede hacer con su culo un papalote… Y luego rentarlo o venderlo en el parque.
Por su parte, según la literatura, la izquierda suele identificarse con el colectivismo, considerado generalmente como una corriente que busca el bien de la generalidad, de tal suerte que, si lo que el individuo decide es percibido como que afecta negativamente los intereses de un mayor grupo de individuos, ello le estará prohibido.
De ser cierto lo anterior, sería lógico pensar que:
El capitalismo o la derecha debe reconocer el derecho a abortar de una mujer, en tanto ello no afecte negativamente el derecho de un tercero.
El colectivismo o la izquierda debe reconocer el derecho a abortar de una mujer en tanto ello no afecte negativamente el bienestar de la colectividad en un determinado momento histórico.
Pues bien, de aquí surgen una serie de problemas:
Los partidos que supuestamente representan a la izquierda, no están contentos porque en los estados que gobiernan partidos que supustamente representan a la derecha, la colectividad ha decidido que no están de acuerdo con reconocer el derecho de las mujeres a abortar.
… Lo cual puede o no ser una chingadera, pero es la voluntad de la colectividad y, por lo tanto, debería de ser respetado por los partidos que supuestamente representan a la izquierda.
Paradójicamente, en otros estados en los que la colectividad ha decidido reconocer el derecho a abortar de las mujeres, los partidos que supuestamente representan a la derecha han decidido que no están de acuerdo con reconocer este derecho.
… Lo cual es a todas luces una mamada porque, en principio, la única labor de los partidos que supuestamente representan a la derecha, debería ser velar porque prevalezcan las circunstancias adecuadas para que cada individuo ejerza su libre voluntad.
Sin embargo, en lo que los partidos que supuestamente representan a la derecha y los que supuestamente representan a la izquierda SÍ están de acuerdo es que ni los individuos ni la colectividad están preparados para tomar decisiones porque no cuentan con los elementos suficientes para hacerlo porque, durante décadas, no han recibido la educación adecuada.
¿La solución?
Hay que decidir por ellos porque ellos no saben.
Y, casualmente, tal solución no tiene que ver un carajo con la ideología política representada por la derecha o la izquierda, sino con la intención de querer imponer la voluntad de unos cuantos gobernantes coludidos cada uno con grupos de poder económico y social... Entre estos, no hay inocentes.
... Y en mi opinión, eso es de lo que deberían estar informando los medios de comunicación y nuestros “líderes de opinión” en lugar de estar tomando partido como en una competencia deportiva, porque son los únicos que pueden, al menos en forma masiva, comenzar a romper con la ignorancia que permite que bajo las banderas de la izquierda o la derecha, cuatro o seis u ocho ojetes sigan manipulando este país como mejor conviene a sus intereses.
Y ya.
Etiquetas:
aborto,
derecha,
izquierda,
medios de comunicación
Suscribirse a:
Entradas (Atom)